martes, 20 de enero de 2009

¿El último, por favor?

Sucedido:

esta mañana he entrado en una tienda de fotos para sacarme unas 'idem' para el carnet de identidad (otro día si queréis hablamos de la "cita previa telefónica" para renovarlo, y las fechas que dan, mínimo dos meses, desesperante).
Dentro de la tienda: una dependienta imprimiendo fotos en un terminal digital, una clienta haciendo lo mismo en otro, otra dependienta acabando de archivar unos papeles y como único cliente desatendido, yo.
Alrededor de medio minuto he estado sólo en la tienda, esperando tranquilamente a que me atendieran. Después de ese tiempo, ha entrado en la tienda una clienta más. Venía a recoger unas fotos, he deducido al ver en la mano de una de ellas un papelillo y un billete de 20 euros....

Acaba la dependienta de archivar, y con gesto canso, dice: digameeeee mirando al infinito.

Con todo el descaro del mundo, llega la clienta del papelillo, y se planta delante del mostrador....Mire...
En otro momento, me hubiera sonreído, y hubiera pensado, menuda educación...
Pero no, hoy no. Hoy he dicho, bien alto, oiga, estaba yo primero...

Descolocada la clienta "colota", me pregunta la dependienta. Le digo, vengo a hacerme unas fotos de carnet. Pase... Dentro del cuarto, le digo sorprendido por su cara de sota.... Verá, es que estaba yo primero.... Y me dice, ah, no sé, yo sólo he dicho digame....

Dos apuntes:

1.- No es nada original, pero cada vez tenemos menos educación y respeto por los demás. Como si nos fuera la vida en colarnos en una fila, engañar a un dependiente sisando productos, en fin, miles de ejemplos.

2.- Quizá más preocupante, por ser menos habitual, es la contestación de la dependienta, que, aun viendo que yo era el primer cliente para atender, pasa completamente del orden lógico, y es incapaz de dar la razón al que la tiene (incluso sin la persona que se quiere colar delante).
Me da muchísima rabia la cantidad de gente con "cero profesionalidad" y que trata con desdén y apatía a sus clientes.

3.- La otra clienta, por supuesto, ni se inmutó.

2 comentarios:

Luis Carlos dijo...

Gilipollas hay en todas partes, ya lo sabes tú muy bien. Siempre me los encuentro en el lugar y en el momento más inoportuno, lo mismo te ha ocurrido a tí hoy pero por partido doble. De todos modos, recomiéndanos el lugar en cuestion, no para boicotearlo, ni mucho menos, sino para recomendarlo al Premio Nacional de la Educación, entre otras muchas cosas que se me ocurren...

Santi dijo...

A un amigo mío, una "maruja" en una carnicería de ésas que tienen toda la mañana libre, intentó colársele añadiendo en voz alta: "hala, hija, atiéndeme a mí que seguro que este joven no tiene nada que hacer en toda la mañana". Mi amigo no se calló y se armó una buena.